viernes, 12 de diciembre de 2008

Una odisea de fotocopias y patos volados con final feliz

Día de pocas pulgas y mucho calor. Tengo que sacar unas fotocopias para presentar unos papeles en cierto lugar. Estoy en el centro, así que estoy segura de que en las cuadras que me quedan hasta llegar, voy a pasar por unas cuantas fotocopiadoras para hacerlas. Paso por un lugar que dice "fotocopias" y mi aguda capacidad de observación me dice que ahí puede ser que hagan copias. Entro y pregunto, pero resulta que no, que no hacen. Quizás se olvidaron de sacar el cartel.

Entro al lugar -algunas cuadras más adelante- que me indicó el tipo de la fotocopiadora fallida. Un local mediano, cuyas dos terceras partes estan ocupadas por fotocopiadoras, y el resto por un pequeño kiosquito. Hago el ademán de sacar el documento, y el tipo me dice: "copias, nada, eh?" Intenta explicarme el por qué, pero se da cuenta de que no me interesa y me indica por donde puede haber otro lugar donde hacerlas. Que alguien me explique para qué abrió el local ese cristiano, si sólo podía vender chicles!

Poco más adelante encuentro otro local más, kiosco, librería, fotocopiadora... pido las copias y la señora me dice con tono inseguro: "ay, pero llega a las cuatro..." Calculo que se refería al ingeniero nuclear que se necesita para sacar una fotocopia del DNI.

En fin, luego de pasar por locales cerrados o en condiciones similares a los anteriores, finalmente arribo a uno en el que nadie me dice que no pueden sacarme las copias. Aleluya, hermanos.

Le digo al tipo qué es lo que necesito y me mira serio. Luego de un breve silencio, dice: "pero si tenés monedas". El viento de la semana y la caminata de esa mañana habían echado a volar varios de mis patos y admito que mi respuesta fue algo cortante; le dije las saque de todos modos, que había pasado por media docena de lugares y que necesitaba las copias en ese momento, "no sé si tengo monedas". Pensó un instante y agregó: "bueno, pero si no tenés, me comprás algo más". Malditas las ganas que yo tenía de negociar, pero le dije que sí, al menos para que sacara las benditas copias. Finalmente, con estas en la mano y menos monedas en el bolsillo (no eran tantas, tenía), pude llegar y presentar la documentación donde necesitaba.

Gracias a la amabilidad de la señora que me atendió, pude amigarme con el mundo y notar que estaba así de enfurruñada con la vida por una suma de tonterías y algo de calor, y casi casi se me pasó. Así que, señora desconocida, gracias por su simpatía y dedicación, usted mejoró mi mañana.

Pienso que a veces somos nosotros ese punto de quiebre, y quizás no aprovechemos la oportunidad de cambiarle el ánimo a alguien que viene con los patos volados... será cuestión de probar, ¿no?

11 comentarios:

Diorg! dijo...

¿Cambiarle el ánimo a alguien? no es mi estilo doctor! jajaja.

Laú dijo...

¿cómo que no? Si podés hacer que muchos que están felices se enojen!

Liberenla dijo...

y te volviste a pata... o las monedas te alcanzaron para el bondi?

Liberenla dijo...
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Diorg! dijo...

Bueno, dicen que soy bueno para hacer enojar a la gente... podría pensarlo... jajaja.

Anónimo dijo...

¿qué pasó ahí? ¿alguien cambió el ánimo de la autora para mal?

Anónimo dijo...

Me he encontrado con gente que cambió mi estado de ánimo. Algunas veces que estaba un poquito bajoneada por x motivo, ciertas personas (que no sabían lo que me pasaba)compartieron su simpatía conmigo e hicieron que cambiara mi ánimo y viera que en realidad lo que me pasaba no era para tanto.¡Gracias, ciertas personas!

(y otras, como dice Laú que hace Diorg!, han hecho que pasara de la felicidad al fastidio o enojo, pero a ellas no les voy a agradecer:)

Diorg! dijo...

Ehhh!!! ¿yo que hice? ;)

Oveja Negra dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Quixote dijo...

Diorg!: No te hagas... =P

(Yo, con el mismo proceder, he logrado ambas cosas: Que la gente pase de estado triste a feliz, y de feliz a triste. Generalmente en ese orden, si es que los agarré tristes...)

Anónimo dijo...

(eron)
De nada, Claris...