jueves, 26 de abril de 2007

Recién leí algo sobre los cuentos con moralejas moralizantes que me hizo acordar a un chiste de Quino, y como no puedo cometer una aberración tal como contarlo, ahí va. No se ve muy nítido, así que escribo el texto abajo:

Señora 1: ¡No hay caso!.. Gastamos una fortuna en la campaña para ayudarlos a mejorar un poco y ellos, nada: ahí siguen, tan desaliñados, morochos, marginales e indigentes como siempre.

Señora 2: ¡Lástima! Me pregunto qué sabor tendrá mañana este país con semejantes ingredientes

Maldito sea el hombre orquesta

Una está en la calle caminando hace cuatro horas y como le da sed, decide comprar una gaseosa, alguna que esté a la mano y encuentra una de esas nuevas (porque ahora vos querés una coca cola y no hay, salvo que sea light o zero, verduras por el estilo; ahora tenés que tomar la que salió esta semana) cuya propaganda dice que ahora tiene que disfrutar (la gaseosa, en este caso) y cuidarse (la figura, claro) al mismo tiempo (porque ahora no se puede, está prohibido ingerir algún elemento sin pensar cuántas calorías tiene). La cosa es que hay-que-hacer dos cosas a la vez, mínimo:

- Tomar gaseosa (yogurth, galletas, pan, lo que sea) y cuidarte,
- Depilarte y sonreir,
- Estar en un crucero y en tu oficina (¿los teléfonos celulares no se inventaron para hacer la vida más fácil en algún sentido? ¿Por qué ser prisioneros de ellos y que todas las malditas personas que quieran puedan ubicarte en cualquier momento y lugar? Y si te fuiste al crucero ¿por qué razón vas a estar pendiente del condenado cacharro que suena cada vez que a Juan Palote se le ocurre?)
- Limpiar el piso y encerarlo a la vez,
- Estar indispuesta e ir al gimnasio (porque no podés parar a quejarte un poco de que te duele la humanidad, tenés que tragarte una pastilla y seguir como todos los demás, como todos los días. ¿Tan fácil hay que renunciar a la excusa más valiosa del género femenino para hacer fiaca y que los hombres casi se sientan culpables por no tener ovarios?)

En fin, seguramente en cuanto prenda el televisor encuentre infinidad de ejemplos más, pero es suficiente. Ahora, si ya hay muchas cosas que hacer (porque están las que hay que hacer y las que uno quiere hacer y nunca encuentra el momento). ¿Por qué además vamos a esclavizarnos con objetos y actividades que se nos imponen desde el mercado y que no son las que debemos ni queremos hacer? Alguno dirá que son para mejorar nuestra calidad de vida, como usar menos tiempo en limpiar el piso o sentirnos mejor en ciertos días, pero... las mismas propagandas nos dicen para qué usar el tiempo que "ahorramos", y es para seguir estresándonos con las cosas que tenemos que hacer! Porque nadie dice: "ah, con el tiempo que ahorré en limpiar el piso en este mes, me voy a meditar unos días a un monesterio zen", ¡Jamás!, ahí sí que mejoraría nuestra vida, pero mientras sea sólo apurar lo que hacemos para hacer más, yo me niego. Quizás sólo sea que soy fiaca, pero creo que no hace falta acelerar sino todo lo contrario, basta, che. Menos pelotas en el aire, que cuando se caiga una... ahí te quiero ver.

jueves, 19 de abril de 2007

Burbujas verbales (o ¿se creen que somos tarados?)

Es sorprendente como los políticos intentan engatuzarnos con frases que suenen atractivas (y huecas). El otro día caminaba por Bs. As. y veía montones de carteles, nuevos y viejos, de diversos partidos y candidatos (se sabe que ahora cada partido ofrece un abanico de posibilidades... igualmente indeseables todas ellas, claro). Afiches de Sobich y Macri (rotos, por supuesto, y a medio tapar por otros nuevos, ahora que Don Mauricio no toca al gobernador neuquino ni con un palo), una empalizada negra de carteles con la leyenda "Filmus renunciá ya" y la siguiente cuadra tapizada de "Filmus intendente"... cosas así. El que me llamó la atención fue el de Ginés, que dice: "Dice lo que piensa y hace lo que dice". Estem... ¿alguien le dijo que esa frase no dice absolutamente nada? Sobich también dice lo que piensa y hace lo que dice, y los docentes terminan muertos en la calle. ¿Cuál es el tema? ¿Tan estúpidos creen que somos? (bueno, que son los porteños, al menos). Por otro lado, esa frase, casi textual, aparece en un texto de Eduardo Galeano referido al Che Guevara... mmm... solo yuxtapongo impresiones. (Podría casi asegurar que la mayoría de ellos no leen a Galeano, pero... nunca se sabe)

En fin, ya se sabe que esas cosas son así y que las campañas son puestas en escena, pero me preocupa el descaro con el cual nos presentan verduras con forma simpática y se quedan tranquilos creyendo que por eso vamos a confiar en ellos. Ahora, dicen que los pueblos tienen los gobiernos que merecen... con sólo hacer dar una vuelta de zapping y ver qué programas son los más vistos, casi me convenzo de que eso es verdad.

Pero eso sí, los sicarios no pierden ocasión
de declarar publicamente su empeño
en propiciar un diálogo de franca distención
que les pepmita hallar un marco previo

que garantice unas premisas mínimas
que contribuyan a crear los resortes
que impulsen un punto de partida sólido y capaz
de este a oeste y de sur a norte,

donde establecer las bases
de un tratado de amistad
que contribuya a poner los cimientos
de una plataforma donde edificar
un hermoso futuro de amor y paz.

("Algo personal". Joan Manuel Serrat)

martes, 17 de abril de 2007

¿Por qué los hombres no usarán cartera?!

Hay dos opciones: está el tipo autosuficiente que, al salir, decide llevar todas sus pertenencias (léase documentos, llaves, celulares, billeteras) en el pantalón. Es cierto que estas prendas tienen una cierta cantidad de bolsillos apropiados para tal fin, pero tampoco exageremos; el resultado es un ser con una extraña contextura en su cadera y protuberancias angulosas que salen de su trasero... lo cual no es de lo más agradable (y que no quiera sentarse en el micro...). El otro, es el tipo que sale con su esposa/madre/novia/encargada, la cual tiene (porque ellas siempre tienen) una cartera/bolso/mochila, y le dice, con cara angelical: "no me llevás los documentos/las llaves/el teléfono/la billetera"?, con lo cual, ella hasta tiene que cambiar de cartera, para ser tan amable y responder afirmativamente a esa pregunta.
¿Por qué no lo asumen? ¡Necesitan una cartera! No es tan terrible, es una simple necesidad, como al parecer, también lo son las llaves del auto y el celular (necesidades básicas en nuestro tiempo, evidentemente) y todos esos cacharros que quieren que les llevemos! Porque ellos se quejan de que las mujeres tardan en arreglarse y que llevan bolsos enormes... pero después les piden todas esas cosas (pañuelos de papel, caramelos, sus propios documentos...) que ellos no llevan consigo porque no admiten la imperiosa urgencia de usar una cartera! Si a eso le sumamos, que las mismas son lindas y admiten millones de modelos y tamaños... Es simple necedad. Se acabó, basta de burros de carga y asuman su realidad, viejo.

viernes, 6 de abril de 2007

Hablando de cuentos, eso del zapatito...

No hablé específicamente de la Cenicienta, pero ya que estamos... el zapatito, ¿se le salió accidentalmente? Ahora que hemos crecido… ¿seguimos pensando que Cenicienta era torpe o que estaba demasiado apresurada? Personalmente, creo que se hizo la idiota y lo arrojó en la huída para lograr el desenlace final. El resto fue lo que dicen los escritores del cuento (hombres) que dijo el príncipe (también hombre). O sea, que a él (que es tan inteligente), se le ocurrió salir entre el pueblo a buscar la joven a la cual le quedara bien el zapatito abandonado, y que él la encontró… sí, claro. Si se siente bien creyendo eso, no lo vamos a desilusionar, ¿no?

(Ahora, si yo hubiera sido ella, hubiera tenido que pensar en otra cosa, porque un zapato 37 es lo más genérico que se puede encontrar...)

Polvo eras... II (ahora le toca a los cuentos)

Muchos análisis hay ya sobre los cuentos de hadas y las representaciones que encontramos en ellos sobre la mujer, y demás. Sólo que es poco lo que yo leí al respecto; así que esto es sólo parte de lo que yo puedo llegar a analizar, y nada más. A ver.

Las versiones edulcoradas de esas historias clásicas, en cuyo proceso de conformación Disney hizo una gran colaboración al ofrecernos las versiones más light que podían ser imaginadas (de la Cenicienta, la Bella durmiente, Blancanieves, la Sirenita, etc.), fueron un elemento sumamente importante en la conformación de la psiquis de las niñas de mi generación (Cuanto más siendo la mayoría de mis amigas y conocidas -de quienes me sirvo, indudablemente, para este mínimo análisis- “mormonas”; algunas con una irrefrenable tendencia matrimonial (y otras, depredadora)).
En general, a grandes rasgos, se trataba de historias en las cuales había una joven (en la mayoría de los casos era una princesa, aunque es clásica la historia de la Cenicienta) que sólo encontraba la felicidad al contraer matrimonio con un príncipe que venía de alguna tierra distante.
Podemos ver algunos de ellos en particular. Que el de La Bella durmiente es un típico relato tradicional para niñas, es indiscutible. Básicamente, el argumento trata de una princesa que nace en el feliz matrimonio real, el cual realiza una fiesta para presentar a la niña a la nobleza del reino. Hadas, magos y demás habitantes notables son invitados, pero cierta hechicera es olvidada. Encolerizada por semejante indiferencia, la hechicera aparece en la fiesta y arroja sobre la niña una terrible maldición. Para contrarrestar el maleficio, las hadas “buenas” (o las que sí fueron invitadas, porque ¿qué hubiera pasado si hubieran sido ellas las deliberadamente dejadas de lado?) profirieron a su vez hechizos que pudieran si no evitar, al menos revertir los efectos del que la malvada hechicera había emitido.
En líneas generales, ese es el comienzo de la historia. El maleficio de la bruja consistía en que al llegar a la adolescencia se pincharía el dedo con un huso y moriría, efecto este último, suavizado a través de otro hechizo, el cual convertía la muerte en sueño hasta que el consabido príncipe llegara con un beso.Partiendo de este punto, ¿cuál es la acción que realiza la protagonista durante prácticamente toda la historia? ¡Dormir! Mientras el tipo atraviesa los bosques tenebrosos y enfrenta los poderes de la hechicera malvada para llegar hasta ella… ¡la mina duerme! (Desde el título, vemos todo lo que la protagonista debe hacer: ser bella y durmiente. No más). Todo lo que hace falta hacer, lo hace él, incluso darle un beso que le quitara el sueño.
Blancanieves, más o menos igual. Una bruja malvada (que en este caso, también era una reina vanidosa y celosa) la envía al bosque con un hombre que debe matar a la tierna niña, y llevar su corazón a la reina como prueba. Este se apiada de ella y lleva a su majestad el corazón de un venado. Salteando la parte en que Blancanieves vive en una casa con siete enanos (que no por bajitos dejan de ser hombres adultos, lo cual podría dar lugar a varias lecturas… que no vamos a realizar ahora), también aquí aparece la bruja malvada con un maleficio que intenta dar por terminada la vida de la joven, luego de descubrir el engaño de años atrás (el estudio de la anatomía no estaba muy avanzado… ¿quién no confunde el corazón de un venado con el de una niñita?). La niña, inocente, acepta la manzana envenenada (¿reminiscencias de la madre original?) y, aparentemente, muere. Se suceden circunstancias similares a las del cuento anterior (príncipe que viene al rescate, con su beso salvador, joven que despierta y ocupa su lugar entre la realeza. Suerte que también era hermosa, ya que por eso no la enterraron rápidamente, sino que la velaron por un par de días, mientras le hacían el aguante al principe que estaba en camino) Nuevamente, la protagonista es pasiva. Es llevada, abandonada por unos, acogida por otros, envenenada, besada… nadie pide su opinión para nada, ella no toma ninguna decisión (salvo la de comer la manzana… que es la peor de todas las decisiones del cuento, aunque lleva al feliz desenlace de la historia).
Hay más, como la cenicienta o la sirenita, pero la idea ya está, ¿no?

¿Cómo pretender, luego de tanto adoctrinamiento, que las mujeres sean de otro modo que del que son?

Se les enseña del peor modo, que es presentando todos esos hechos como naturales desde la más tierna infancia y recién cuando una tiene cierta edad, y con ello, cierto criterio propio, puede dedicar algún tiempo a este análisis y notar cuántas son las imágenes tendenciosas que se nos presentan desde siempre sobre cómo debe ser la mujer y cómo debe comportarse, qué lugar debe ocupar en la sociedad.
Después de años (muchos años), de calesitas, hamacas y toboganes; siglos de jugar con dóciles muñecas, ¿cómo no ser vuelteras?, ¿cómo delimitar el juego? ¿Cómo no tornarse manipuladoras? ¿No es más divertido si las muñecas intentan vivir por sí mismas?
Luego de contar historias repletas de brujas, madrastras y hermanastras malvadas, ¿no pensaron que alguna dulce niña podía tornarse fría, calculadora e interesada?; además, ¿no se insistía en que el “príncipe azul” debía ser príncipe y azul (o sea forradísimo en dinero)?
Todas las doncellas eran hermosas y encantadoras; ¿cómo no acomplejarse cuando cada día al levantarse, una ve eso en el espejo? ¿Cómo dejar de lado la culpa por no ser rubia, delgada, frágil, encantadora, inútil y hermosa?
Y además, la confusión por haber mamado todo eso y ver que en la práctica es diferente; que hay que hacer cosas, tomar decisiones, pensar y hacer análisis para poder entender el mundo.

Es cierto que ahora las mujeres ocupan ahora lugares que antes sólo eran territorio masculino, y de ahí más confusión. Además, creo que el género masculino se queja por un lado y se aprovecha por el otro. O sea, se quejan porque las mujeres se meten en el fútbol, en los autos y en las oficinas, pero además se quejan de que no tomen todos los lugares. Cuando molestan (quitan el trabajo, opinan estúpidamente sobre deportes o se maquillan en un semáforo en verde) sobran y tienen que irse a lavar los platos; pero cuando les facilitaría las cosas, tiene que liberarse (tienen que tomar la iniciativa, liberarse sexualmente, tomar las riendas del hogar). Siguen viviendo en las cavernas y esperando que las mujeres les sirvan, pero de un modo más complejo y sofisticado, al mismo tiempo que analizan todo esto y toman ibuevanol para que no se noten los dolores menstruales y ellos puedan seguir con la cabeza fresca. Dejame de hinchar, querés.

jueves, 5 de abril de 2007

¿Cómo se llama el alemán que me esconde las cosas? (¿Alzheimer, Murphy... o los astros?)

Vas al supermercado para comprar algo de ultimo momento, una cosita de nada que te olvidaste cuando compraste el resto; llegás a la caja y cuando falta una persona antes de que te atiendan, cae un equipo s.w.a.t. del techo y se lleva a la cajera porque es testigo de un crimen (o lo que es igual, el tipo de adelante paga con tarjeta -porque siempre el tipo de adelante paga con tarjeta-, y la mina no vuelve más, porque se le cayó el sistema -porque siempre se cae el sistema-) y uno se queda con la bolsita de medio kilo de pan, echando maldiciones porque hace veinte minutos que está parada en la misma baldosa y escuchando las quejas de todos los que están atrás, que para ese momento ya son unos cuantos. Como siempre, está la posibilidad de cambiarse de caja, pero ya es sabido que justo en el momento en que te cambiás de fila (y la otra también fue aumentando considerablemente en los últimos minutos) se soluciona el problema y te quedás esperando de nuevo (con la posibilidad de que cuando falte una persona ocurra lo mismo que en la primera caja elegida). ¿No tienen algo mejor que hacer, los astros, que están ocupándose de que estás cuestiones anden a la perfección? Porque no falla nunca (nunca), igual que la lluvia cuando te olvidás el paraguas o el micro que pasa cuando volvés a buscar las llaves... ¿Será que hay que atender al alzheimer para no olvidarse de nada más?

martes, 3 de abril de 2007

Polvo eras...

Dice mi vieja que mis hermanos y yo somos iguales desde la primera semana de vida: el que comía en abundancia sigue comiendo, el que dormía como un lirón sigue igual (esta vengo a ser yo) y el que era rutinario y ordenado todavía lo es.
Como esas tendencias naturales, hay características que nos definen como hombres y mujeres y que se refuerzan a través de las actividades propias de cada uno, como por ejemplo las historias, los juegos y los juguetes. Son elementos que fuimos mamando de pequeños y pusieron los cimientos de nuestras actitudes de hoy, e incluso del lugar que tanto hombres como mujeres ocupan en la sociedad (Obviamente, es una retroalimentación; la sociedad inculca a los pequeños recién llegados cuales son los lugares que dentro de ella les estaban reservados en la tradición milenaria, y estos inocentes entretenimientos de la más tierna infancia son poderosos elementos de “ubicación social”. Más tarde, luego de ocupar esos lugares, viene la hora de criticarlos, claro)

Ellos dicen que las mujeres son vuelteras, histéricas, que nunca saben lo que quieren; incluso que son crueles, interesadas y manipuladoras. Que siempre están confundidas y acomplejadas. Que ahora quieren ocupar los lugares tradicionalmente masculinos, pero que a la hora de tomar la iniciativa (en cuanto a una relación, por ejemplo), siguen siendo ellos quienes deben hacerlo.
Ahora, veamos, ¿a qué jugaban las nenas cuando yo era chica?

Iban a la plaza y elegían juegos como la calesita, las hamacas y el sube y baja, mientras los varones jugaban a la pelota, generalmente (aunque en principio usaban los mismos juegos, pero luego los abandonaron casi completamente al descubrir las bondades del fútbol y sus derivados).
Con sólo dedicar unos segundos a pensar en estos elementos, podemos observar que en todos la idea es permanecer inestable y cambiando de ubicación constantemente. Si los vemos particularmente; la calesita, por ejemplo: el objetivo último del juego es... ¡dar vueltas!; básicamente, encontrar la diversión en el hecho mismo de dar una y otra vuelta alrededor de un mismo punto. Más o menos rápido. A veces siendo impulsadas por la fuerza de sus propias manos, y otras, haciendo que otro brinde sus energías para que ellas puedan dar vueltas libremente (en este caso, tiende a aparecer una exigencia superior en cuanto a la velocidad. Llevado a la “vida real”, ¿no es cruel?).
¿Y las hamacas? Más o menos lo mismo, aunque yendo hacia delante sólo para poder volver hacia atrás. También en este caso puede realizarse con el propio impulso físico, o gracias al empujón de algún voluntarioso amigable. Si nos fijamos en este juego en particular, se pide a alguien que haga el favor de empujarnos con fuerza hacia delante, sólo para poder tener el impulso necesario para ir en dirección contraria.
Ni hablar del sube y baja, juego en el cual se logra la diversión en el hecho de ubicarse siempre en la posición opuesta a la que ocupa quien comparte el juego con una.

¿Qué otras diversiones encontraban las niñas?

Evidentemente no podemos dejar de mencionar un clásico de todos los tiempos: las muñecas.
En este caso ¿Cuál es el objetivo del juego? ¿Cómo se divierte aquella niña adorable que tranquilamente se sienta en el suelo a jugar con sus lindas muñecas?: Manejándolas a su gusto y placer. La gracia de una muñeca reside en que una puede hacer que esta haga y diga lo que una quiere, y nada más que eso. Ella es una simple marioneta, que obedece a los designios de quien la maneja, y nada puede hacer por su propia voluntad. La muñeca es una porción de materia sin vida ni voluntad. El tema es el siguiente: la materia sin voluntad no es una pelota, ¡es antropomórfica!. Ahí está el punto.
El juego se convierte en la deificación, la conversión de quien toma la posición activa dentro del juego, en un ser omnipotente (en general, nunca se jugaba con menos de una muñeca por persona; cada nena tenía su muñeca, y la manejaba a placer). El objetivo del juego es la manipulación de las acciones, palabras y emociones, según el juego lo requiriera. Cuando una deja a la muñeca de lado, cuando no la usa más, ésta deja de tener vida, gracia, pensamientos, palabras. Deja de ser.

¡Y después se quejan cuando llegan los resultados de todo este entrenamiento!
(Hay más, porque queda en el tintero el tema de los cuentos de hadas y princesas con que se taladraron los pobres cerebritos de generaciones enteras de tiernas niñitas. Vamos a dejarlo para otra ocasión)

lunes, 2 de abril de 2007

Y esta es la consabida monedita...

¿Les están tomando el pelo?

No pensaba empezar esto con un tema demasiado serio, pero resulta que a veces la indignación me gana... (lo que alguien denominaría "cómo se cansa Peluso...!)
¿Cuál es el tema con los ex combatientes de Malvinas? Los tienen olvidados y sin reconocimiento por las atrocidades que tuvieron que pasar en una guerra absurda que se le ocurrió emprender al milico (borracho) de turno, y de repente, como se cumplen 25 años de aquel momento, los “homenajean” por todas partes y en todas las publicaciones, y hasta largan una tirada de monedas de $ 2 con una inscripción alusiva al tema; pero los excombatientes estaban acampando en la plaza San Martín la semana pasada! Escuchame, ¿es una cargada? ¿o simple demagogia? Porque los tipos fueron a defender una causa perdida, se arruinaron la vida por el país (y yo no soy muy nacionalista, ni me mueven demasiado las cuestiones patrióticas, pero lo que estos tipos hicieron fue algo grande y que merece reconocimiento de nuestra parte), vieron morir a sus compañeros, pasaron hambre y frío, sufrieron el terror de esa situación infame, perdieron sus miembros o su cordura, y volvieron sin haber logrado la victoria en la guerra, y después de un cuarto de siglo de vivir en el olvido de quienes debían reconocerlos y ayudarlos, como es el aniversario, y el 25 es un lindo número para decir en una frase conmemorativa, se les ocurre hacer una monedita, como si fuera un souvenir, y para hacernos creer que se pasaron 25 años pensando la idea y trabajando para el bienestar de estos héroes que dejaron su vida (incluso los que volvieron) en la experiencia más atroz que el hombre pueda enfrentar! En estos años, del ´82 hasta ahora muchos de ellos se han suicidado a causa de las secuelas de aquellas vivencias y de la indiferencia en que fueron tenidos desde entonces, y otros tuvieron que rebuscársela para laburar porque trajeron discapacidades físicas u otros problemas (no voy a explicar una situación que no conozco en detalle pero que a la vez es de conocimiento público), y les vienen con la monedita conmemorativa, dejate de embromar, che. O sea, no es que la monedita esté mal, si realmente fuera la punta del iceberg de todo el apoyo del gobierno a su causa, la parte visible del reconocimiento de todos por lo que ellos hicieron… pero no. Así que, ¿por qué no se dejan de ceremonias demagógicas vacías y se ponen a laburar, viejo?

bienvengámonos

En estas semanas estuve leyendo algunos artículos publicados en distintos blogs, entre ellos el basurero de mi hermano, y me di cuenta de que es realmente un buen formato para volcar todas esas cosas que pasan por mi cabeza y que no necesariamente tienen que quedarse ahí... así que, acá estoy, de estreno en mi nuevo y rosado blog, el cual espero que visiten y comenten cuando tengan ganas, claro. Bienvenidos, y hasta luego.