martes, 7 de octubre de 2008

¡Y yo qué les hice!

Resulta que tengo una tendencia natural al sueño, al deseo de descanso, a la pachorra... en fin. Si quiero disimular puedo llamarle "hipotiroidismo", pero todos sabemos que es un verso. Me gusta dormir, y listo. Podría hacerlo en cualquier momento (salvo, generalmente, en los viajes de ida).
Diversos despertadores han muerto en cumplimiento del deber; más de uno a manos de Lápiz, mi gata, que adora tirar pequeños objetos de los muebles cercanos a la cama, para que produzcan sonidos estruendosos y yo me levante a darle comida cuando a ella se le canta.

Finalmente, llegó a mis manos un radio-reloj que era de alguien más en casa y que creíamos muerto pero no. En general, los despertadores me resultan irritantes; una manera terrible de empezar el día, y este aparato no es diferente, es más: es el peor que he oído. Uno se despierta pensando que llegó a su cama un buque cargado de bomberos que van en ambulancia a apagar el incendio de un embotellamiento. Tremendo. Yo no me repongo de eso hasta las siete de la tarde, más o menos.
Entonces, opción B, pongo la radio para despertarme con algo más suave, agradable y que hace trabajar mi mente y pasar gradualmente del inconciente al conciente (o hasta donde llego).

Hete aquí que parece que los señores de las diversas frecuencias radiales me han echado el ojo (¿el oído?), y entonces, amablemente preparan para mí, cada mañana, alguna cancioncilla para que yo despierte de mi sueño renovador.

Lunes: Ricardo Arjona - "Señora de las cuatro décadas"

(¿te parece?)

Martes: Sin Bandera - Ehhh, una de un tipo que llora porque lo dejaron
(ah, cierto, puede ser cualquiera)

Miércoles: Diego Torres - "Tratar de estar mejor"
(me estás cargando)

Quienes me conocen un poco sabrán que parece una tortura premeditada y con mucha saña.
Entonces tengo que despertar sobresaltada y arrojarme sobre el susodicho aparatito para que la condenada canción no se me pegue por el resto del día al punto de hacerme desear que la nena mire a Barney, ese preso vestido de violeta que es un dinosaurio y vive en nuestra mente!

¡¿Me pueden decir qué les hice yo a esos señores, para que se comporten así y me traten de esa manera?!

Creo que la idea del barco con los bomberos y el embotellamiento no estaba tan mal...

2 comentarios:

Diorg! dijo...

Estuve leyendo aterradoras novelas de terror del magnífico H.P. Lovecraft, pero el levantarse escuchando a esos engendros pseudomusicales, me llenaría de de una cólera dificil de describir! jajaja... algo asi como la indignación de ver como llueve en un día de campo...

Pd: probá con el método de tomar mucha agua a la noche... de seguro te levantas temprano.... =).

Anónimo dijo...

Señora, no... me alcanza la pelota?